Sonoma. Aviñón 2021
¿Què decir de este portento de espectáculo realizado por el valenciano Marcos Morau (premio nacional de danza en 2013) y su compañía
La Veronal?
Como pequeña presentación explicaremos DÓNDE se ha presentado: en el festival de teatro de Aviñón (en el IN), el más importante del mundo (como ya dije en otro artículo, el Fringe de Edimburgo no llega al nivel). No solamente el festival es único, sino la "plaza" donde se ejecuta: el patio de honor del palacio de los Papas de Aviñón. Es como el coliseo de Roma para un gladiador, no hay otro sitio mejor. Y como un gladiador Marcos ha luchado con la física para adaptar un marco inigualable a su obra: SONOMA.
2000 espectadores esperaban nerviosos por el lugar emblemático que ha visto dirigir la cristiandaz durante casi 70 años, cuando ocupó el lugar del Vaticano, y otros tantos años duplicando y triplicando los papas que había en el momento. Los convulsos siglos 14 y 15, ¿quién no los recuerda?. Todo este pasado retenido entre los muros del palacio vienen a ganar protagonismo con la obra de Marcos, cuando las mujeres (únicas protagonistas de la pieza) tiran de las cuerdas enganchadas en sus ventanas, como si quisieran tirar esos muros sagrados del "Vaticano en Francia" que durante decenios han visto las virtudes y las indecencias de la cristiandad.
Foto: https://festival-avignon.com/
Que esta pieza sea interpretada solo por mujeres, cobra relevancia por hacerlo en un palacio donde (en principio) las mujeres no tenían cabida en la época papal. Cuando el espectador escucha llantos de mujeres, risas de mujeres, gritos de parto (por supuesto de mujeres), susurros de mujeres...el espectador lo ve con los ojos del marco incomparable y estremecerse del contraste de la castidad y "aburrimiento" que se les presupone, a las risas inocentes de las niñas que juegan con bolas iluminadas.
Estas mujeres entran en escena flotando, casi literalmente, con una forma de andar que pareciera que lo hacen sobre ruedas, sin mover los hombros, con una fluidez que será una constante en el espectáculo. Después la obra cobra actualidad haciendo que una de las artistas se desplace con un hoverboard. Esto es parte del surrealismo que el director quiere dar a las escenas, con un fuerte sello del rey del surrealismo, el aragonés Buñuel. Curioso que hace unos días se presentó a pocos kilómetros de Aviñón "Buñuel, un cineasta surrealista" de Javier Espada, en la Sala Buñuel del festival de Cannes.
Foto: https://festival-avignon.com/
De hecho su obra tiene claras referencias a Buñuel, y en particular a Aragón, con esos tambores de Calanda y del bajo Aragón que golpeados dentro del patio de honor realza la solemnidad del momento. Los gigantes y cabezudos también tienen su protagonismo, aunque quizás no sea completamente entendido por los que no conocen la cultura española, la figura poética de un gigante sin cabeza, que tiene miedo de la luz, pero que termina teniendo una esfera luminosa como cabeza, hace que la gente sienta, aunque no entienda lo que ve. Eso es lo que pretende indudablemente Marcos, que la gente sienta, cuando las mujeres hacen sus coreografías, no hay que mirar una a uno, hay que mirar el conjunto para descubrir qué es lo que se esconde detrás, ver la milagrosa armonía que hay detrás de todos esos movimientos del conjunto, y no buscarle explicación, sino simplemente sentir.
Foto: https://festival-avignon.com/
Los detalles están medidos al milímetro, no solo la coreografía, pudiendo ver reminiscencias del traje de jotas en los de las artistas, con música, castañuelas y cantos de jotas, que no disimulan la cercanía al mundo de Buñuel y su Aragón. La jota cambia suavemente a una música que podríamos decir "progresive", tan moderna que cautiva por su perfecta integración en el plató donde se escucha.
Las sombras cuando las artistas tienen los gorros, con esas pantallas blancas que solo permiten ver sus siluetas es algo fuera de lo común. Ver como una mujer se convierte en fantasma en unos muros de 30 metros, como si recordara a los Papas todos sus pecados, es extremadamente poético. Los muros del palacio papal han sido profanados por los fantasmas de las mujeres quemadas en Alemania acusadas de brujería, 30.000 "brujas" quemadas, concentradas todas en unas sombras que cientos de años después siguen suscitando respeto.
Foto: https://festival-avignon.com/
La obra tiene microdetalles que obligan al espectador a estar atento para disfrutar en su esplendor, como cuando una de las chicas manda callar tras los aplausos grabados. Los latidos del corazón inicialmente golpean en un tambor grabado, pasando a la realidad con una de las chicas golpeando el tambor, recobrando esa vida, ese latido de verdad.
Aunque no acabaríamos nunca esta crítica por la gran candidad de lecturas que tiene la obra, para terminar, resaltar el juego que hace Marcos con el negro y blanco, únicos colores presentes en la obra: flores, siluetas, pantallas, sombras, trajes, luces, hasta la zona donde bailan es negra iluminada con una luz blanca que provoca una zona de baile blanca. Los contrastes son una constante en la obra.
Foto: https://festival-avignon.com/
La ovación final y los comentarios de la gente convierte a esta obra en una, sino la más, de las referencias de esta edición del festival de Aviñón.
Opinión: 4,5/5