Mentir lo Mínimo. L´été de Vaour 2021
La española Amanda Delgado y el argentino Alejo Gamboa, tras su paso por la escuela de Circo Lido de Toulouse, nos hacen con lo básico una obra de arte, dónde la gente termina llorando de emoción en esta obra que se llama "Mentir lo Mínimo".
Sin que nadie presente en Vaour sepa explicar muy bien por qué, este dúo consigue meterse al público en el bolsillo del albornoz. Eso mismo, un albornoz y una bici es lo que estos dos ARTISTAS (con mayúsculas) necesitan para romper los espacios del escenario, la frontera con el público, crear un amor entrañable por la bici y por el minimalismo.
Con un inicio dubitativo, donde los dos protagonistas pasean por las gradas mirando a todos los espectadores, uno a uno, y creando un vínculo sincero. Después pasan a la bicicleta, en este momento tienen una doble tarea con el público: hacernos olvidar la idea preconcebida de que el espectáculo son acrobacias con la bici (muchas veces visto) y crear mucho más dinamismo de lo visto en los minutos de mirar fijamente al público.
El tiempo y la velocidad son dos elementos utilizados con maestría en este show, desde la pausada entrada, hasta los movimientos cogiendo el micrófono, quitando la cinta del suelo, apoyándose en la bici o pidiendo amablemente al público que se acerque. Este vínculo con el público tiene varias etapas, desde el inicio en las gradas, a un primer acercamiento a 4 metros de la bici, pasando a 3 metros, para llegar a pegarse a la bici. Un show donde las acrobacias son un aderezo perfecto al ambiente logrado con poesía visual, danza en una bicicleta, humor con el público, imaginación en los números, y dos monólogos tristes pero necesarios para dar profundidad a la obra.
Con el monólogo de El Gordo, Alejo se destapa y nos muestra su enorme panza sin complejos. Meter en un show de bicicleta los aspectos físicos como la gordura o los problemas de tener una pierna más corta que la otra, son rarezas en las creaciones, pero que cuando se ven, sorprenden por la apabullante honestidad de sus artistas, y la dificultad de hacer que algo como la gordura quede bien e incluso humorístico, con un show como dos personas haciendo acrobacias en bici.
La poesía y el dinamismo están presentes hasta para quitar una cinta del suelo, donde Amanda aprovecha el sonido de la cinta al despegarse para cantar una ópera, mientras es arrastrada por su compañero por una pierna. La poesía continúa a lo largo del show, hasta llegar al éxtasis total al final del show, haciendo que el público sea el show, y la bicicleta el objeto principal, olvidando por un instante a sus dos artistas que han dejado la plaza a los "otros artistas" que es el público.
Un arrebatador espectáculo sentimental, donde la lágrima pide paso sin que uno llegue a entender qué es lo que está pasando, o qué es lo que han echado en el aire para que muchas personas del público terminan llorando emocionadas.
Un gran bravo a la compañía y al festival de Vaour por su programación.
Opinión: 4,7/5