MUSEO MAP, LARCO CUZCO. PERÚ
EL EDIFICIO
DE LA REPÚBLICA A NUESTROS DÍASA mediados del siglo XIX, en 1876, la Casa Cabrera fue recuperada por el médico genoves Luigui Petriconi. Sin embargo, en 1906 la casa fue convertida en colegio, condición que mantendría por 75 años.
En 1981, el BBVA adquirió la propiedad para restaurarla y convertirla en una sede cultural. En un principio funcionó como galeria de arte y auditorio, hasta que en el 2002 el BBVA la transformó en el actual MAP, gracias a una alianza con el Museo Larco, que contribuyó con las piezas de distintas culturas preincas que se exponen en las salas, seleccionadas por su alto valor estético.
De este modo, como testimonio del pasado, la Casa Cabrera recobra su condición originaria de Casa del Saber.
EL NOMBRE Y LA FAMA
En el siglo XVII, el solar pasó a propiedad de don Geronimo Luis de Cabrera de la Cerda y desde entonces comenzó a llamarse popularmente como "Casa Cabrera". Un altorrelieve con el escudo de armas de la familia se conserva en la fachada del inmueble.
Don Gerónimo era nieto de un alférez de la Real Armada Española, don Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo, quien vino al Perú en los primeros años de la Conquista para combatir al capitán Francisco Hernández Girón, conquistador y encomendero que se habia sublevado contra la corona española. A su paso por el Perú, don Jerónimo fundó la ciudad de Ica.
Tras el terremoto de 1650, la casona fue perdiendo su valor, y ya para el 1700 habia pasado a poder del alférez real, don Juan de Céspedes.
PRIMEROS AÑOS
La fundación española de la ciudad del Cusco se realiza el 23 de marzo de 1534. Poco más de siete meses después, el 29 de octubre, se reparten los solares entre los primeros conquistadores y don Alonso Diaz, yerno del gobernador de Panama Pedro Arias de Ávila, recibe este solar ubicado entre la plazoleta de las Nazarenas y la calle Siete Culebras.
El 16 de junio de 1558, la casona fue convertida en el monasterio de Santa Clara con el propósito de dar albergue a las doncellas que quedaron huérfanas tras los enfrentamientos que se desataron entre los conquistadores. El cronista Diego Esquivel y Navia la describe como una "casa de doncellas nobles recogidas, hijas de los primeros conquistadores, a que ayudaron los vecinos de la ciudad con sus limosnas, y el Cabildo".
DEL IMPERIO A LA CONQUISTA
El espacio que hoy ocupa el Museo de Arte Precolombino (MAP), también conocido como Casa Cabrera. Habría sido durante el Incanato un yachaywasi, o Casa del Saber, en donde los amautas o maestros instruian a los hijos adolescentes de los nobles del imperio en los preceptos de la fe, la lengua y otros conocimientos que definian el mundo andino.
Vestigios de aquella época son los restos de paredes incas que el visitante puede apreciar en el zaguán de ingreso al museo.
MUSEO DE ARTE PRECOLOMBINO
De los origenes a los Incas, 3 000 años de arte andino.
El Museo de Arte Precolombino del Cusco -MAP- busca difundir las manifestaciones artísticas que fueron capaces de desarrollar en grados superlativos los pobladores andinos del Antiguo Perú, desde el 1250 a.C. hasta la primera mitad del Siglo XVI.
El MAP, constituido en la Casa Cabrera -en sí mismo es un testimonio de la integración del mundo andino y occidental- reúne piezas de las distintas culturas que poblaron el antiguo Perú, seleccionadas por su exquisito valor estético y que revelan la extraordinaria fuerza creadora de estos pueblos, inspirados en la cosmovisión que goberno sus creencias y rituales.
Picasso, Klee, Kandinsky, Gauguin, Matisse, Moore, entre otros creadores universales, han manifestado su admiración por este arte originario de nuestras tierras. Cada uno de los artículos que se exhiben en el MAP expresa una mirada del mundo; cada objeto que acá habita nos acerca a aquello que la palabra sola no basta para contar.
PIEDRA
Los primeros habitantes del mundo fueron gigantes de piedra. En los mitos, diversos personajes son castigados siendo convertidos en piedra, pero también las piedras suelen transformarse en guerreros poderosos.
En el Cusco, la piedra surge en cada esquina, callejuela y plaza. La piedra era venerada, admirada, respetada como un ser con vida. Sufría transformaciones telúricas sin control humano: derrumbes, terremotos, fallas geológicas.
La piedra fue trabajada para armar corrales pero también para que asumiera forma de animales o frutos, las conocidas illas y conopas que propiciaban la reproducción, la salud y la abundancia agrícola.
Fue el material del ushnu, el gran altar pétreo piramidal, en tanto que en los cruces de caminos los viajeros ofrendaban apachetas, monticulos de piedra en honor de los dioses. En los Andes, la piedra fue la gran metáfora de lo que contiene y permite el orden existente. Delimitaba el agua al interior de los recipientes, abría contactos entre los mundos y permitia restablecer el orden y la armonía.
MORTERO DE PIEDRA CUPISNIQUE Costa norte del Perú | 1 250 a.C.- 1 d.C.
Las sociedades del antiguo Perú, conscientes de la importancia del agua para su subsistencia, generaron rituales para propiciar su llegada y asegurar su permanencia. Este fino mortero Cupisnique de piedra, tallado, pulido y decorado con profundas incisiones geométricas de líneas que remiten a cauces y recodos, debió formar parte en alguna de estas ceremonias. El uso de la piedra como materia prima en la elaboración del mortero también encierra un simbolismo en sí mismo, al ser esta un elemento natural asociado al discurrir de los ríos.
BOTELLA DE CERÁMICA CUPISNIQUE Costa norte del Perú | 1 250 a.C. - 1 d.C.
Sutiles líneas graban una cabeza sobre el contenedor de esta fina botella de cerámica. Además, el cuello de la botella es a la vez un cuello humano que culmina en una cabeza que, volteada y con la boca abierta, funciona como pico del recipiente. En todas las sociedades prehispánicas la cabeza humana estuvo cargada de significados relativos a la potencia vital, en el entendido que concentra los sentidos con los cuales se experimenta la realidad exterior y la vida en este mundo.
LOS ORÍGENES
El objeto artístico se reserva siempre una parte indescifrable: el misterio que nos lleva a la trascendencia. ¿Por qué una botella Cupisnique lleva en el pico una cabeza humana volteada?
El Imperio Inca o Tahuantinsuyu sintetiza un proceso histórico de más de 10 000 años. Los incas se expandieron en un área aproximada de un millón 800 mil kilómetros cuadrados, incorporando a diversas etnias, señoríos e incluso imperios.
Entre el 1250 a.C y 1 d.C., más de 2 000 años antes de la expansión Inca, los antiguos peruanos comenzaron a organizarse en comunidades con identidad propia. En la costa destacaron las culturas Cupisnique, Chavín, Salinar, Vicús, Virú y Paracas, que nos han legado objetos, que apelan a temas y conceptos similares, aunque cada colectividad imprimió su propio sello simbólico y estético. Los temas y los símbolos recurrentes se afianzarán en otras sociedades y perduran incluso hoy en el mundo andino.
BOTELLA Y CUENCO CUPISNIQUE Costa norte del Perú | 1 250 a.C.-1 d.C.
Como para todas las sociedades agrícolas, el conocimiento de la naturaleza fue indispensable para las colectividades del antiguo Perú, las que aprendieron de su particular dinámica. Estas piezas presentan diseños de volutas incisas que se conectan y repiten cíclicamente a manera de espirales, simbolos de los diferentes ciclos de la naturaleza, que se repiten de forma constante y permanente y nos remiten por tanto a la capacidad de regeneración y constante reinicio que asegura la continuidad de la vida.
SÍMBOLOS DE LA COSMOVISIÓN ANDINA: EL ESCALONADO
La escalera, el vehículo que une los mundos de abajo y de arriba, el paso de lo oscuro a lo luminoso, la trascendencia. El símbolo escalonado aparece en el arte precolombino en todas las regiones y épocas hasta los incas.
En las sociedades del antiguo Perú, Hanan Pacha era el mundo de arriba, exterior, celestial, mientras que Uku Pacha nombraba al mundo de abajo, oscuro, interior, telúrico. Kay Pacha es la experiencia de los seres humanos en el espacio/tiempo, desde donde interactuamos con el mundo de arriba y el mundo de abajo.
Algunos animales pueden hacer el tránsito con mayor facilidad de mundo a mundo, como las aves, que tienen alas, o las serpientes, habitantes del Uku Pacha. Los humanos subimos y bajamos; de ahí el simbolismo del escalonado. Los tres planos de la existencia se expresan así en el arte precolombino, reflejando la dinámica, el movimiento permanente.
MÁSCARAS DE CERÁMICA VICÚS Costa norte del Perú 1 250 a.C.- 1 d.C.
El uso de máscaras en rituales y ceremonias en las sociedades del antiguo Perú representaba la posibilidad de habitar estados liminales por parte de quien las usaba. Al utilizar una máscara con un rostro ancestral, su usuario podía transitar entre los mundos, fluir entre ellos. La máscara también enunciaba la posibilidad de una transformación: gobernantes o sacerdotes que se convertían en seres mitológicos o ancestrales. Las máscaras también fueron usuales como ofrendas funerarias que cubrían el rostro del difunto y le otorgaban una nueva identidad en el otro mundo.
BOTELLAS DE CERÁMICA VIRÚ Costa norte del Perú | 1 250 a.C.- 1 d.C.
El periodo formativo fue fecundo en cuanto a la experimentación y al uso de nuevas técnicas de manufactura y decoración alfarera. La cultura Viru destacó por la innovación de la "pintura negativa", técnica que consiste en que el diseño -en color rojo-se cubre con una arcilla muy fina que deja al descubierto los sectores que se oscurecerán durante la cocción. Finalmente, lo que se cubre no se oscurece, creando así un efecto de pintura en negativo. En estos cántaros se puede ver cómo lograron los diseños de espirales y líneas con esta técnica.
MADERA
La madera es un material dócil, de fácil tallado, pero que por ser orgánico se reintegra a la tierra tras el paso de un tiempo no muy largo. Sin embargo, debido a las condiciones climáticas de la costa peruana, objetos de madera han podido sobrevivir por siglos. No se pudrieron, ya que la sequedad del ambiente orientó el proceso hacia una fosilización del material, que con los años se endureció hasta prácticamente petrificarse.
La madera fue tallada en el mundo andino para dar forma a banquetas, remos, postes, idolos y, también, representaciones de los ancestros, efigies que luego habitarian los espacios a los que se les destinaba.
Con postes figurativos se flanqueaban recintos ceremoniales, pórticos o entradas. Cual árboles, estos ancestros insertaban sus raíces en el mundo interior, lo habitaban y se extendían hacia arriba. Eran cuerpos conectores, anfitriones de ceremonias de entrega y tránsito en los centros ceremoniales.
ESCULTURA DE MADERA CHIMÚ
Costa norte del Perú | 1 300 d.C.-1 532 d.C.
Algunas representaciones en madera recrearon las escenografías y rituales que se realizaban en palacios y templos, donde los ancestros seguían habitando y propiciando los encuentros e interacciones con sus comunidades. Esta escultura Chimú de madera representa a un ancestro con tocado que sostiene un vaso ceremonial.
EL CULTO A LOS ANCESTROS
En el Perú antiguo se momificaba a los muertos y a algunas de las personas de su entorno para, una vez sacrificadas, enterrarlas con estos para acompañarlos al más allá. La tumba se colmaba con los alimentos, bebidas y objetos que el personaje había apreciado en vida.
Si bien cada cultura elaboró sus propios rituales funerarios, un elemento común a todas ellas era la gran importancia que se daba a la preparación del cuerpo, en especial si el fallecido era un lider político-religioso o un gobernante.
Las ofrendas rituales fortalecían el liderazgo del difunto y aseguraban la continuidad del grupo humano. El lider se transformaba en un ancestro ya no terrenal, e incluso en un ser divino.
Las ofrendas podían ser vasijas de cerámica, finas telas, adornos de oro y plata, tallas de madera, esculturas de piedra portadoras de mensajes simbólicos. Estos objetos son los que hoy se exhiben con un adicional carácter artístico.
EL SUR
Las culturas Paracas (1250 a.C. y 1 d.C.) y Nasca (1 d.C. - 800 d.C.) poblaron sucesivamente la costa sur del Perú en un hábitat desértico con agua subterránea, lo que las llevaron a elevados niveles de sofisticación en el manejo hidráulico para la irrigación. Los Nasca se organizaron en una sociedad jerarquizada en extremo y sostenida en una cosmovisión asociada a la fertilidad agrícola y los ciclos naturales. Las interpretaciones más aproximadas al por qué de los geoglifos de las pampas de Nasca toman esas rutas.
Los incas aprovecharon el conocimiento acumulado por los Nasca durante siglos para su manejo hidráulico funcional a la agricultura, al culto y a la estética: baños, fuentes, caídas de agua. Esta sala presenta piezas de cerámica Nasca en las que se aprecia la destreza en su manufactura y los motivos del culto al agua.
CUENCOS DE CERÁMICA NASCA Costa sur del Perú 1 d.C. - 800 d.C.
En la cosmovisión andina, la cabeza era una poderosa metáfora de la potencia vital regeneradora, que al enterrarse en la tierra -el mundo de abajo y de los muertos- aseguraba la regeneración de la vida en el mundo de acá. En el arte Nasca es frecuente hallar ceramios representando cabezas-ofrenda, las cuales usualmente representaban a ancestros de la comunidad. Estos cuencos con rostros de ojos abiertos y labios atravesados por lo que parecen ser espinas fueron depositados en las tumbas como semillas en la tierra.
LA CERÁMICA
En el Perú, a las vasijas de cerámica creadas por los antiguos peruanos para realizar ceremonias y rituales funerarios se les conoce como huacos, palabra derivada de huaca, que en lengua quechua refiere a un "lugar sagrado". La alfareria peruana se inició hace aproximadamente 4 000 años. En esta parte del mundo, la experiencia no se escribió con palabras secuenciadas sobre papel sino que fue tanto modelada, dibujada y pintada en la arcilla, como hilada y tejida en primorosos mantos.
Desde tiempos inmemoriales hasta la época de los incas, los artesanos ceramistas engendraron piezas de arte y sabiduría, objetos utilitarios con diseño simbólico, representaciones de animales y vegetales o perfectos y sorprendentes retratos humanos.
Manos maestras modelaron objetos diversos mezclando tierra arcillosa con agua y otros materiales. Los artistas cuidaban que el aire que rodeaba las piezas fijara las nuevas formas sin resecarlas, para luego someter sus obras a la transformación producida por el fuego.
BOTELLA, VASO Y CÁNTARO DE CERÁMICA NASCA Costa sur del Perú | 1 d.C.-800 d.C.
Estas complejas escenas, recurrentes en el arte Nasca, muestran seres mitológicos sosteniendo cabezas-trofeos. La cabeza humana en el mundo andino se ha vinculado estrechamente a la potencia vital, fertilidad y renacimiento. En la mitología, los personajes sobrenaturales ejercen de decapitadores, tomando las cabezas como quien recupera aquello que les pertenece, quizás como acción necesaria para restaurar ciclos o dar inicio a una nueva regeneración.
LOS TRES MUNDOS: HANAN PACHA, UKU PACHA, KAY PACHA
En el Hanan Pacha, el mundo de arriba, era donde estaban escritas las reglas de la vida comunitaria, los ciclos lluviosos y las pautas para las ceremonias y cultos. Las sociedades andinas, desde sus orígenes hasta los incas, observaban un "mundo de arriba" exterior, celestial, poblado por fuerzas poderosas como el Sol, las lluvias, los vientos y las tormentas.
El Uku Pacha era el mundo de abajo, en donde germinan las semillas y crecen las raíces. Estamento interior, oscuro y húmedo como el útero materno, era un mundo vinculado al agua y su manifestación física era la Pachamama o madre tierra. En el Uku Pacha habitan también los muertos.
Los seres humanos vivimos en el punto de contacto entre el Hanan Pacha y el Uku Pacha: el Kay Pacha. Es el aquí y ahora, el encuentro o tinkuy donde se interrelacionan los elementos naturales y en el que los seres humanos, a través de la sexualidad, dan origen a la vida.
CÁNTAROS ESCULTÓRICOS DE CERÁMICA MOCHICA Costa norte del Perú | 1 d.C.-800 d.C.
Dos grandes cántaros de cerámica representan personajes híbridos con cuerpo humano y cabeza de zorro. En la mitología andina, el zorro es considerado un animal conector de los mundos, un personaje que une el cielo con la tierra y que está muy vinculado a la luna. El arte mochica nos lo muestra aquí como un ser sabio e importante. En estos cántaros los personajes están sentados en la posición que por lo general asumen los sacerdotes, y sus atuendos expresan su posición jerárquica.
RECIPIENTES CEREMONIALES
Los antiguos peruanos ofrendaban agua, chicha y sangre sacrificial en cuencos, vasijas, botellas y cantaros, que de esta forma adquirían un carácter sacro.
Se agradecía a los dioses el agua de las lluvias y los ríos y la seguridad que esta daba a la producción agricola y la vida humana. En circunstancias críticas, la ofrenda comprendía la sangre de animales o individuos sacrificados. Hombres y mujeres brindaban con la chicha, bebida de maiz que propiciaba una experiencia conjunta que trascendia el quehacer cotidiano.
Los ornamentos ceremoniales usados por gobernantes y sacerdotes, así como los objetos que se manipulaban en esos rituales, eran de oro y plata, en especial los recipientes utilizados para brindar reciprocamente o para verter los líquidos ofrendados en la tierra. El empleo de estos metales tenía así un significado añadido por parte de las élites que controlaban la producción metalúrgica y la transmisión de los mensajes mitico-religiosos.
EL NORTE
Los cronistas españoles hablan de verdaderos portentos realizados en oro y plata por los antiguos peruanos. Hoy se sabe que durante su expansión los Incas incorporaron a los orfebres de la costa norte, lo que permitió una producción al servicio de la ideología del Imperio. En esta región surgieron, durante el periodo conocido como Desarrollos Regionales, los Mochicas (1 d.C.-800 d.C.), sofisticada cultura que destacó, entre otras manifestaciones, por la gran calidad de su arte y el desarrollo de una riquisima ideologia ritual.
La necesidad crea el ritual. El crecimiento demográfico en el norte promovió la aparición de grandes infraestructuras y complejos mecanismos de control político e ideológico, lo que impulsó el desarrollo de las artes y la producción de bienes suntuarios que afianzaran el poder y status de las élites.
En esta sala puede observarse una selección de finos objetos de cerámica Mochica que permiten entender su ideologia.
EXPANSIONES, CONTACTOS E INFLUENCIAS
Testimonios del Estado Huari se encuentran tanto en la sierra norte de Cajamarca y en la lejana sierra baja de Moquegua, como en la Amazonía alta y en las costas de Áncash, si nos atenemos a los recientes descubrimientos en Huarmey.
Hace aproximadamente 1 000 años surgió en la sierra sur del Perú este gran Estado expansivo que creció ya sea mediante ocupaciones militares como por alianzas y dominio ideológico. Huari controló el territorio, el acceso a las fuentes de agua y la producción agricola, componentes que generan el surgimiento de una ideología religiosa afianzada en la producción e intercambio de objetos que representaban los cánones estilísticos e ideológicos propios de esa sociedad.
En esta sala se aprecian objetos Huari de áreas distantes y distintas entre sí. Un arte con patrones definidos que en cada región se adecuan a los estilos locales, pero sin perder coherencia: la unidad entre lo homogéneo y lo diferente.
VASOS ESCULTÓRICOS DE CERÁMICA HUMAYA
Costa central del Perú 800 d.C.- 1 300 d.C.
Estos son objetos complejos, formados por esculturas y vasos a la vez. Las esculturas muestran hombres de rostros arrugados, ataviados ceremonialmente y con carga en la cabeza, quizás como representación de ancestros comunitarios. En estos vasos escultóricos se puede apreciar ya algunas características que se afianzarán posteriormente en la alfarería Chancay.
IMPERIO INCA
Los Incas constituyeron el gran imperio andino que, tras la conquista española de 1532, se dio a conocer al mundo entero y afirmó al actual territorio peruano como cuna de civilización.
El Imperio Incaico tiene su origen y centro en el Cusco, desde donde se expandió hacia gran parte del territorio sudamericano, integrando los conocimientos de las sociedades que conquistaba y desarrollando un sistema administrativo, politico, militar, económico e ideológico que le permitió crecer en apenas poco más de un siglo.
Sintesis del concepto expansivo inca son el sistema de la red vial Qhapaq Ñan, las obras de infraestructura, la arquitectura monumental, el desarrollo de una tecnología agricola y del manejo del agua, el control poblacional y una cosmovisión estructurada.
El arte y la cultura material incaica estuvieron al servicio del aparato estatal y del afianzamiento de la ideología religiosa. Ejemplos de este arte se encuentran expuestos en esta sala, exhibiendo su carácter sintético e integrador.
CÁNTARO DE CERÁMICA CHIMÚ-INCA
1 300 d.C.-1 532 d.C.
El guacamayo, ave amazónica de hermoso y cotizado plumaje, fue admirado y requerido para la confección de vestimentas ceremoniales en diversas sociedades del antiguo Perú. En este cántaro de estilo Chimú-Inca coexisten rasgos de ambas tradiciones alfareras: el uso del color negro, rasgo propio de la cerámica Chimú, y el borde plano del pico del cántaro, forma típica de las vasijas de estilo Inca.
EL ARTE COLONIAL CUSQUEÑO
Arte desarrollado durante el Virreinato Español entre la segunda mitad del siglo XVI, slidos cv, XVII v primera mitad del siglo XIX en el Cusco, tomando diferentes denominaciones.
Las pinturas a inicios de la evangelización tienen un estila manierista, gracias a la presencia de Maestros Jesuitas italianos como Fray Bernardo Democrito Bitti, Lázaro Pardo del Lago, Gregorio Gamarra, Mateo Perez de Alesio y Angelino Medoro.
Desde la segunda mitad de siglo XVII hasta el XVII, gracias al cimiento dejado por Bitti y con la presencia de pintores mestizos y el mecenazgo importante de los Obispos Bernardo de Izaguirre y Dan Manuel de Mollinedo y Angulo, surge un estilo propio con caracteristicas peculiares producto de una simbiosis Hispanoindigena, incluyéndose en las pinturas elementos andinos como flora y fauna (Vizcachas, aves amazónicas serpiente o Amaru, flamencos y otros) así como la chicha bebida sagrada y tradicional del incanato, dandose una manifestación de aculturación y resistencia Cultural Andina.
La expansión de este arte por su importancia en américa, fue por el norte hasta Quito Ecuador, por el Sur hasta Santiago de Chile y Buenos Aires en Argentina, por la zona del altiplano hasta Puno y Charcas en Bolivia, al mismo tiempo se exportaron pinturas del Cusco a otras zonas,
Los pintores que destacaron fueron: (Bernardo Demócrito Bitti, Angelino Medoro, Perez de Alesia, Maestro de la Almudena, Lazaro Pardo del Lago, Luis de año, Gregorio Gamarra, Diego Quispe Tito, Juan Espinoca de los Monteros, Martin de Loayza, Marcos de Rivera, Basilio Santa Cruz Pumacallao, Antonio Sinchi Roca Inga, Marcos Zapata) entre otros.
ADORNOS DE HUESO Y CONCHAS
El oro y la plata deslumbraron a los conquistadores y de esa fascinación surgió el mito de Eldorado. Sin embargo, los primeros cronistas también destacaron la existencia de objetos hechos en concha o hueso de sobresaliente factura cuyo fin era preservar o reproducir los relatos miticos.
La concha Spondylus, molusco bivalvo, estaba asociada al culto al agua y al mar y al conocimiento de los ciclos estacionales y los cambios medioambientales, propiciadores de vida y fertilidad. El acceso a conchas de mares cálidos muy lejanos permite conocer la presencia de redes de intercambio y el poder social de algunos individuos cuyas alianzas a largas distancias aseguraban el abastecimiento de estos materiales tan necesarios en la ideologia del poder en los Andes.
En esta sala se presentan algunas finas piezas de periodos más tempranos, las que permiten apreciar la precisión y destreza de los antiguos artesanos peruanos al trabajar con estos materiales cargados de simbolismo.
PLATA
El trabajo con metales preciosos estuvo relacionado al culto y su producto final se reservaba para la élite, dignatarios y sacerdotes, quienes vestían espléndidos atuendos y se mostraban cubiertos de joyas y otros accesorios de impacto simbólico -orejeras, narigueras, pectorales, coronas, collares, brazaletes, máscaras que luego conformaban el ajuar funerario.
La belleza y el brillo del oro y de la plata y sus aleaciones atrajeron el deseo de los poderosos, mientras que al pueblo le quedaba deslumbrarse por el brillo de estos metales, que asemejaban a los del Sol y la Luna. La plata tuvo un gran valor simbólico que se asociaba con los elementos femeninos de la naturaleza y complementaban el del oro, vinculado a lo masculino.
El trabajo metalúrgico de la plata tiene una antigüedad de más de 3 500 años, fecha del yacimiento de Waywaka, en Apurimac. La relativa abundancia de la plata permitió desarrollar técnicas sumamente depuradas, como las de laminado, embutido, martillado y cincelado, así como practicar diversas aleaciones.
VASIJAS CEREMONIALES
En el arte precolombino nada es casual. Dos botellas de greda formadas por un contenedor con un asa en forma de arco y un pico, las "botellas asa-estribo", recrean la ruta del agua usada para regar los campos, la que fluye desde los picos nevados, baja por los valles y llega al mar. El asa conecta los mundos opuestos y complementarios. El tinkuy, o unión, se da al verter el agua de ambos canales hasta unirse en un solo pico.
Por su parte, la botella funeraria del sur se forma con un contenedor y dos picos conectados por un asa-puente. El agua surge del mundo interior como si fuera el puquio u ojo de agua que se presenta en la árida costa sur, el manante. Los huacos, al ser usados en ceremonias y acompañar a los difuntos, transitan del mundo exterior al interior a través del flujo real y simbólico del agua.
SÍMBOLOS DE LA COSMOVISIÓN ANDINA: LA ESPIRAL
El sol se hundia en el horizonte en cada atardecer, pero después del tiempo del descanso nocturno retornaba y daba paso a un nuevo día. Una estación de lluvias daba paso a una estación seca, pero después de un tiempo que pudo ser medido leyendo adecuadamente la información del cielo y los anuncios de animales y plantas, volvian las lluvias.
Los antiguos peruanos registraron los ciclos de la naturaleza, lo cual les permitió percatarse del permanente y constante retorno a situaciones, si bien no iguales, muy parecidas a algunas ya vividas anteriormente.
Los ciclos naturales se manifiestan como recorridos en espiral que retornan a puntos de partida semejantes más no iguales, lo que expresa la posibilidad de un nuevo inicio. El constante movimiento generado por la interacción de fuerzas opuestas y complementarias, la dinámica de generación constante de nueva vida, es expresada en los Andes por la espiral, un simbolo universal.
SIMBOLOS DE LA COSMOVISIÓN ANDINA: LA DUALIDAD
El mundo de arriba y el de abajo, el hombre y la mujer, el oro y la plata, el día y la noche. La dualidad complementaria era el principio organizador social, político y administrativo del Imperio Inca. Las fuerzas que animan al mundo son opuestas y a la vez complementarias, como la estación seca y la lluviosa, que necesitan encontrarse para que algo nuevo surja -un día, otro año, que se conciba y nazca un niño-, para que germinen y crezcan las plantas.
En quechua, el encuentro de las fuerzas opuestas que generan algo nuevo se conoce como tinkuy. En el arte precolombino, la dualidad complementaria se comunica a través del uso de materiales como el oro y la plata en un mismo objeto, de dos colores en una pieza de cerámica o del diseño simétrico, donde los campos iguales también comunican dualidad.
ORO
Con oro y plata se vestían los gobernantes y los sacerdotes en las ceremonias. De oro estaban cubiertas las paredes de piedra del Qoricancha, según el cronista Garcilaso de la Vega. Un imperio de oro fue el de los incas. Ni el oro ni la plata se cotizaban por su valor material sino por su significado simbólico. Por su color, su brillo, su incorruptibilidad, reminiscencia de los cuerpos celestes sagrados, los dioses mayores, el Sol y la Luna, el oro y la plata expresaban la dualidad presente en el pensamiento andino.
Las élites gobernantes controlaban la producción metalúrgica en los Andes, así como a los orfebres que transformaban el metal bruto en piezas de arte mediante procesos de apariencia mágica y que aún hoy maravillan por su ingenio y destreza. Gracias a sus sorprendentes avances técnicos, los expertos precolombinos llegaron a ser maestros en las aleaciones de dos y tres metales, logrando coloraciones distintas al añadir al oro y la plata otros metales, como el cobre, y creando objetos bimetálicos que comunicaban la dualidad complementaria que sustentaba el pensamiento andino.