TEATRO COLÓN, BOGOTÁ, COLOMBIA
Una visita a la capital de Colombia, Bogotá, no puede estar exenta de una cita obligada con el teatro Colón. No ya solo por el espectáculo en sí, en este caso jazz con Andrea Motis Quintet, sino por la grandiosidad del propio teatro.
Ubicado en pleno centro, justo aquí, el teatro tiene una extensa programación a lo largo del año.
BOGOTÁ ANTES DEL TEATRO COLÓN
Hace un siglo, Bogotá era una ciudad aislada por las vías de comunicación que eran muy precarias. Tan sólo a fines del siglo ese aislamiento fue cediendo gracias al ferrocarril y a algunas carreteras que la pusieron en contacto con el río Magdalena, y a través de éste con la costa Caribe.
En la década de los sesenta, escritores de diversas tendencias se agruparon alrededor de la revista Mosaico, fundada y dirigida por José María Vergara y Vergara, y conformaron uno de los primeros intentos de historiar la literatura colombiana y de consolidar la identidad cultural del país.
La vida cultural de la ciudad se concentraba en las tertulias literarias que durante el siglo XIX les permitieron a los bogotanos asistir a presentaciones musicales y de obras dramáticas. En el Teatro Maldonado se llevaban a cabo representaciones de teatro y de ópera y ya a finales del siglo XIX Bogotá contaba con dos teatros importantes: el Teatro de Cristóbal Colón, inaugurado en 1892, y el Teatro Municipal, inaugurado en 1895, que ofrecía zarzuelas y revistas musicales.
Durante el siglo XIX se conservaban las tradiciones y costumbres de la época colonial, combinadas con algunas influencias europeas. En las reuniones se impusieron el chocolate con colaciones y dulces elaborados en las casas que se servía en las noches, y el ajiaco se convirtió en el plato típico. En las veladas nocturnas se tocaba en el piano las piezas musicales de compositores locales, y en las reuniones más numerosas se bailaba el pasillo, una forma de vals rápido llamado así por los pasos cortos que se daban al ejecutar la danza.
A partir de 1950, en Bogotá se inició un profundo desarrollo en la arquitectura, la escultura, la pintura, la música, la literatura y la educación. En la actualidad, las universidades ofrecen estudios y especializaciones en las diversas carreras artísticas. Las facultades de Filosofía, Literatura, Historia, Humanidades y Ciencias Sociales, en los niveles de pregrado, maestría y doctorado, están formando profesores, investigadores, científicos, escritores, músicos y cineastas reconocidos internacionalmente.
HISTORIA DEL TEATRO COLÓN
El Teatro Colón fue construido entre 1885 y 1895 por el arquitecto italiano Pietro Cantini. Para su construcción fue necesario fundar una escuela de oficios que formó a 162 obreros en los procesos necesarios de construcción y decoración. Entre sus maestros estuvo el ornamentador suizo Luigi Ramelli, el escultor italiano Cesare Sighinolfi y a los pintores Filipo Mastellari y Giovanni Menarini.
Antes de la edificación del Colón, hubo en el mismo emplazamiento dos teatros de variedades. El primero fue el Coliseo Ramírez, construido a finales del siglo XVIII, y el segundo fue el Teatro Maldonado, una remodelación del antiguo Coliseo hecha a inicios del siglo XIX. En 1885, el presidente Rafael Núñez expropió el Teatro Maldonado para emprender la construcción de un nuevo teatro nacional de estilo italiano. Se lo llamó Teatro de Cristóbal Colón por ser el escenario de las celebraciones del IV Centenario del Descubrimiento de América, el 12 de octubre de 1892.
TEATRO A LA ITALIANA
Durante el siglo XVII se empezaron a construir en Italia teatros cerrados en forma de herradura. Esta estructura permitía que el público de los palcos se adentrara en el escenario al tiempo que se podía mostrar en sociedad. Las óperas se convirtieron en vitrinas sociales que permitieron alianzas familiares y políticas, de suma importancia para la aristocracia del momento. Este tipo de teatro se llamó a la italiana por su origen y por ser el escenario de las óperas italianas tan en boga en Europa y después en América.
A finales del siglo XIX, cuando se construyó el Colón, un teatro de este estilo era necesario para cualquier ciudad en crecimiento. En la misma época se edificaron los teatros Solís en Montevideo, Santa Ana en Ciudad de México, Municipal en Santiago de Chile y Colón en Buenos Aires. Bogotá no se quedó atrás.
EL FOYER
Una vez definida la forma del teatro de ópera italiano se hizo necesario un espacio en el que los visitantes pudieran reunirse antes y después de las presentaciones. Esta función la cumplió el foyer, conocido en español como vestíbulo. En ambos casos, el origen de la palabra es “hogar donde se conserva el fuego” en relación a las ceremonias griegas en honor a la diosa Vesta, diosa de la fidelidad.
EL TELÓN DE BOCA
El telón de boca, que cubre el arco de proscenio y mide 11,35 por 8,75 metros, fue realizado por el pintor italiano Annibale Gatti. A diferencia de Cantini y los maestros de pintura y yesería, Gatti nunca vino a Colombia. El pintor realizó el telón en Italia bajo encargo directo del presidente Rafael Núñez y fue transportado desde Europa en 1891. El telón cuenta con treinta y seis personajes de diferentes óperas, tales como Hamlet, Rigoletto y Fausto, además de aldeanos y una fanfarria tradicional de las fiestas populares en el fondo de la escena.
1948 - LA LÁMPARA DE RAMELLI
La lámpara del plafón principal fue diseñada por Luigi Ramelli e instalada para el día de la inauguración del Teatro. Cincuenta y seis años después, con motivo de la IX Conferencia Panamericana, que inicialmente se realizaría en el Colón, la lámpara de Ramelli fue reemplazada por una de cristal traída de Checoslovaquia. A finales del siglo XX, su peso y tamaño excesivos estaban causando daños en el plafón y reducían la visibilidad desde la galería. Por esta razón se decidió recuperar e instalar la lámpara Ramelli.
Un dato curioso: esta lámpara fue desde un inicio eléctrica. Para este fin, y puesto que no había redes de abastecimiento en la Bogotá de entonces, se ubicó en el sótano del teatro una planta a vapor que consumía hasta tres cargas de carbón por función. En 1894, por solicitud del presidente, esta planta dotó de luz eléctrica al Palacio Presidencial que se encontraba del otro lado de la calle 10.
ESPECTÁCULO 9 SEPTIEMBRE 2022
Andrea Motis Quintet
Motis comenzó su carrera como estudiante en la escuela musical de su barrio, Sant Andreu, en Barcelona, donde se formó con el músico Joan Chamorro, quien se convirtió desde entonces en su mentor y maestro.
“Tuve la suerte de empezar a hacer clases de saxofón con él y enseguida me puso en la banda, que era Sant Andreu Jazz Band, en la que estuve diez años y ahí es donde cogí parte de la primera experiencia como músico profesional, ya que dábamos conciertos en festivales. Tuve mis primeras lecciones de formación de big band, escuché los primeros audios de jazz y empecé ahí a transcribir y trabajar en material musical jazzístico”, cuenta Motis.
Desde hace 13 años, Andrea Motis & Joan Chamorro Group son inseparables. Han grabado cerca de seis discos –de estudio y en directo–, algunos acompañados para big band y orquesta sinfónica.
En su quinteto la acompañan Ignasi Terraza (piano), Josep Traver (guitarra) y Esteve Pi (batería).
“Empecé como una estudiante en una banda de jóvenes en un grupo formado por adultos profesionales de esa música y ha sido progresivo este cambio de rol a líder y a profesional con nombre propio. Pero además ha sido bonito, una sensación de empoderamiento también muy grande y muy sana porque ha estado acompañado de músicos y compañeros de viaje excelentes e increíbles”, comenta Motis sobre su banda.
Su repertorio pasa por estilos como el dixieland, swing, bebop, funk, groove y hard bop. Entre sus influencias se encuentran artistas legendarios como Sarah Vaughan, Ella Fitzgerald, Billie Holiday y Charlie Parker; así como jazzistas de la nueva generación como Cecile Mc Lorin Salvant, Samara Joy, Freddie Hubbard, Tom Harrell y Avishai Cohen.
En mayo de este año, Andrea Motis lanzó ‘Loopholes’, un trabajo discográfico que ella misma describió como “algo bastante radical” y que grabó con Christoph Mallinger a la guitarra, violín y mandolina y Steph Kondert en el bajo eléctrico, músicos que también son coproductores del álbum.
Motis ha mencionado que su nuevo álbum se ha nutrido de artistas de referencia para ella, como Robert Glasper, Jack Johnson y Fats Waller, y que también está presente el folclore latinoamericano, una muestra de ello es su personal versión de la cumbia ‘El Pescador’ de José Barros, popularizada por las versiones de Totó la Momposina y Los Folkloristas.
Fuente: teatro Colón Web
N.V. y D.S.