Casa Vincens, la primera de Gaudí. BARCELONA

 


La primera casa de Gaudí se encuentra justo aquí, y se llama Casa Vincens, con precios de la entrada al rededor de los 18 euros.


 La recuperación de la casa

A finales del siglo XIX, Manuel Vicens encargó la construcción de una residencia de veraneo a un joven Antoni Gaudí. El arquitecto, que en ese momento se acababa de licenciar, ya había reflexionado años atrás acerca del modo en que imaginaba el hogar ideal. Quería que estuviera conectado con la naturaleza, que fuera funcional y, a la vez estético. El encargo de Manuel Vicens es perfecto para materializar estas ideas. Gaudí diseña un edificio singular, atrevido, lleno de elementos innovadores que se anticipan a la época.


Años más tarde, la casa cambia de propietarios y se convierte en un hogar plurifamiliar. Las necesidades de la nueva familia hacen que, en 1925, el inmueble se amplíe por primera vez. El responsable de llevarlo a cabo es Joan Baptista Serra de Martínez, amigo de Gaudí. En su exterior conserva la apariencia original, pero con pequeñas y sutiles diferencias. Fíjate en la franja vertical de baldosas blancas y verdes que empieza en el suelo. 

Si se observa con detenimiento las baldosas de flores que hay alrededor de esta franja verás que algunas están colocadas en capicúa y otras no. Las primeras pertenecen a la obra originaria y las segundas, a la de Serra de Martínez. Una manera muy elegante de marcar la diferencia.

Fachada principal

Una fachada que mira al antiguo jardín y no a la calle, como se podría pensar inicialmente. La idea de Gaudí, según contaba Serra de Martínez, era concebir el inmueble como una inmensa hiedra pegada al muro del convento contiguo. Esta idea es la que explica muchos de los elementos que veremos, no solo en el exterior, sino también en el interior de la construcción.

Esto también le permite orientar la casa hacia el suroeste y garantizarle un soleamiento suave durante el verano.


Contemplar la fachada es como presenciar una explosión de colores. Gaudí rompe con las fórmulas establecidas y la reviste con cerámica, un material que en ese momento se utilizaba más en los interiores que en los exteriores de los edificios. Es la primera vez que lo hace, pero no será la única. Estas baldosas, además, le ayudan a materializar su fascinación por la naturaleza y la cultura oriental. La carpintería de puertas y ventanas es de evidente inspiración japonesa, y sobre este espacio tribuna donde está la fuente podemos ver unos textos escritos en catalán antiguo que nos recuerdan a inscripciones arábigas. Cada una hace referencia a las diferentes orientaciones solares del inmueble. La de la fachada principal trata sobre el calor del hogar; la de la izquierda, sobre el sol más tempranero, y la de la derecha, ubicada en la zona más fresca de la casa, sobre la agradable sombra del verano.


Jardín

Hoy en día es un pequeño oasis situado en el centro del barrio de Gràcia, pero cuando Gaudí lo realizó tenía unas dimensiones mayores y contaba con una gran cascada y una fuente circular que refrescaban la tribuna. En Casa Vicens, Gaudí consigue que la naturaleza del jardín entre en la casa, donde la aplica en paredes y techos, creando de esta manera una fuerte relación entre espacio interior y exterior.

El jardín actual ocupa unos 300 m2, presenta diversos parterres, tiestos con plantas y una cubierta ajardinada. Es importante destacar que se ha recreado el ambiente del entorno original de finales del siglo XIX, respetando algunos árboles que ya se encontraban en la finca, como la encina que tiene unos 8 metros de altura, o la magnolia, de unos 10-12 metros de altura. El resto son plantas colocadas durante la rehabilitación de la casa según los criterios de las plantaciones de la época.

Pero ¿cómo es la vegetación que encontramos? Sobre todo, exótica y ornamental y adaptada a la sombra dado que, como uno se puesde imaginar por los edificios construidos, las horas de sol son escasas.

En nuestro jardín encontrarás un grupo de palmeras: tenemos la palmera datilera, washingtonias, palmitos y la palmera excelsa. Además, según la época del año, se pueden encontrar plantas como la camelia, el clavel de moro, la monstera, el jazmín chino, rosales y lirios.


Aparte de la flora, algunas especies han encontrado en nuestro jardín un ambiente adecuado para vivir. Pueden encontrarse réptiles como el dragón rosado, de pequeñas dimensiones y de piel tenuemente rosa, o el dragón común, que es más grande y robusto que el rosado, también podrás ver alguna sargantana común.

Como uno se puede imaginar, los pájaros también están presentes en este jardín. Se suelen ver mirlos, petirrojos, cotorras argentinas, palomas o gorriones. Todos ellos se alimentan de los frutos de las palmeras y además, la estructura arquitectónica de Casa Vicens les ofrece pequeñas cavidades, perfectas para esconderse y hacer sus nidos.

Recibidor

El recibidor de la Casa Vicens es toda una declaración de intenciones. Antoni Gaudí toma la naturaleza como principal fuente de inspiración y diseña este pequeño espacio de bienvenida como un elemento de continuidad con el jardín. De hecho, a lo largo de esta visita podrás comprobar que no se trata de un hecho aislado, sino que el interior del inmueble está concebido como un minucioso estallido vegetal que conecta con el exterior.





En esta primera estancia ya queda patente que Gaudí se adelanta a su tiempo. El suelo que pisas está pavimentado con opus tessellatum, una técnica romana muy utilizada años después, durante el Modernismo. También la encontrarás en otras obras del arquitecto posteriores a la Casa Vicens, como la cripta de la Sagrada Familia.


Comedor

Hiedras que intentan ascender al piso superior, claveles, follaje espeso, aves que juegan con el viento... Gaudí impregna la sala del comedor con una explosión naturalista colmada de detalles que vincula el epicentro de la casa con el jardín.


Los muebles son los originales que mandó construir el arquitecto. Están hechos a medida, y las pinturas, de Francesc Torrescassana i Sellarés, están concebidas expresamente para ellos. Con el paso del tiempo estas obras adquirieron una tonalidad amarronada fruto de la suciedad y del humo. Ahora, en cambio, sus colores originales lucen gracias al trabajo de los restauradores. 

Tribuna

Las diversas remodelaciones que se llevaron a cabo en el inmueble afectaron mucho a este espacio. Entre otras cosas, se eliminó la fuente. Afortunadamente, y gracias a la colaboración de los antiguos propietarios, se ha podido recuperar: estaba en el jardín de una casa bastante alejada de aquí, en la provincia de Girona. Ha sido restaurada y ahora conserva el mismo emplazamiento y función que tenía originariamente.


Se puede escuchar el rumor del agua y relájate. Antoni Gaudí era un amante de la naturaleza, en la Casa Vicens no solo se inspira en ella, la construye. Los rayos de sol que pasaban por esta telaraña proyectaban los colores del arco iris. Y el agua que manaba años atrás provenía de depósitos de lluvia.

Pero esta tribuna, a pesar de ser un espacio muy agradable, permite fácilmente el paso hacia el interior de la casa. Por seguridad, en los montantes de las puertas se esconden unos mecanismos que intuimos que podían tener la función de bloquear el paso mediante rejas. 



Los postigos basculantes, además, sirven para regular la entrada de luz y la circulación del aire tanto en la tribuna como en el interior del comedor.

Fumadero

Esta estancia es un fumadero, un tipo de sala que estaba muy de moda en las casas burguesas de la Europa del siglo XIX. 


No podemos percibir el olor ni oír las conversaciones de este lugar exclusivo para hombres, pero sí que podemos vivir este ambiente arabizante que evoca la noche del desierto: el color azul del techo recuerda al cielo, y los mocárabes reproducen hojas de palmeras rellenas de dátiles. Un pequeño oasis oriental de uso privado.

La decoración está realizada con cartón-piedra, un innovador material decorativo. Se patentó poco después de la construcción de la casa y adquirió gran fama durante el Modernismo.

Durante los estudios de restauración se descubrió que el color oro de los mocárabes no era el original. Los restauradores trabajaron meses en este pequeño espacio para recuperar la policromía azul originaria. Las paredes y del techo en este azul, pero también en el color oro que lucía antes de la remodelación.


Terraza

El banco-barandilla perimetral permite contemplar la vegetación del jardín con calma y comodidad. Se trata de un elemento arquitectónico que Gaudí utiliza por primera vez en la Casa Vicens y que más adelante reproducirá en otras obras, como El Capricho o la Pedrera.


Cuando se construyó el inmueble, los edificios que tienes alrededor no existían. En su lugar había parterres con flores, palmeras y palmitos, y, al fondo, un mirador y una espectacular cascada de ladrillo visto (oímos pájaros y el ruido de la cascada de fondo). Una ingeniosa solución que garantizaba la sensación de frescor tan necesaria en una casa de veraneo.

Habitación con cúpula

La pasión que Antoni Gaudí sentía por la naturaleza iba más allá de la inspiración. El joven arquitecto quería trasladarla a cada una de las estancias. Y no olvidemos que la Casa Vicens era una residencia de veraneo, proyectada como un espacio de ocio y descanso.

Esta pequeña sala, en contraposición con el fumadero ubicado justo debajo, estaba reservada probablemente al ámbito femenino. En la cúpula, Gaudí dibuja el contrapicado de una de las torres que verás después en la cubierta, como si pudiera contemplarse el cielo a través del techo de la estancia. La escena es tan real que casi podemos oír el aleteo de los pájaros. En el balcón, además, las celosías potenciaban la intimidad del espacio porque permiten ver el exterior sin ser visto. ¿Te imaginas a Dolors Giralt, esposa de Manuel Vicens, disfrutando aquí de una tranquila tarde de lectura? 

Maqueta casa Serra de Martínez

Así era la casa después de la reforma de Serra de Martínez. Se puede ver la ampliación del solar, la cascada y una pequeña fuente aislada, ubicada en la zona sureste. Es el surtidor de la tribuna, trasladado al jardín a raíz de las obras.


Pero tal vez lo que más llame la atención es la construcción que hay en el punto más alejado de la casa. Era una capilla que alojaba una fuente de agua mineral. Dado que se le otorgaron efectos curativos, se dedicó a la patrona de los imposibles, santa Rita. Si hoy es 22 de mayo, ya habrás visto que la Casa Vicens se llena de rosas el día de Santa Rita. 

Cubierta

Cuando Manuel Vicens y Gaudí escogieron este lugar para construir una casa de veraneo, no tenía este aspecto. Años atrás, el perímetro del jardín era más grande, desde aquí se podían ver cumbres, cerros y seguramente la iglesia de los Josepets de Gràcia, y el rumor de este lugar también era muy diferente. (Oímos pájaros y la campana de un tranvía lejano).


Estos sonidos, que nos transportan a finales del siglo XIX, ayudan a entender mejor la cubierta de Antoni Gaudí. Servía para recoger agua, pero también se podía pasear en ella. Presta atención a los pasillos, las chimeneas, la torre y las escaleras. Se trata de una cubierta transitable, una especie de paseo de ronda. Quizás ya has estado en la Pedrera y has caminado por su azotea. De nuevo, Gaudí avanza soluciones arquitectónicas que aplicará en construcciones posteriores como la Pedrera, la casa Batlló o el Palau Güell.

La Casa Vicens es realmente una casa manifiesto que se anticipa a su momento. Son los fundamentos que convertirán a Antoni Gaudí en uno de los arquitectos más revolucionarios de todos los tiempos. Y es que, cuando en 1885 finaliza la construcción de este edificio, el Modernismo estaba llegando a Cataluña.


Redacción y Foto: D.S. y N.V.

Fuentes: VisitBarcelona, y Casa Vincens

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