Acuario Inbursa: un faro de vida marina en el corazón de Polanco. MÉXICO 2024
El Acuario Inbursa, situado en la exclusiva zona de Polanco en Ciudad de México (México), se ha convertido en un ícono tanto por su arquitectura innovadora como por su impacto en la vida cultural y social del área. Inaugurado en junio de 2014, este acuario es una obra de ingeniería y diseño que combina la preservación de la vida marina con la educación y la conciencia ecológica.
Historia y construcción
La idea de construir un acuario en el corazón de una de las zonas más dinámicas de la ciudad fue impulsada por la Fundación Carlos Slim. La construcción del acuario tomó alrededor de 18 meses y requirió una inversión significativa, que se reflejó en la creación de un espacio de 3,500 metros cuadrados repartidos en cuatro niveles subterráneos, con una capacidad para albergar más de 23 millones de litros de agua. Este diseño subterráneo fue esencial para maximizar el uso del espacio y minimizar el impacto visual en el área urbana circundante.
El acuario cuenta con más de 350 especies marinas, lo que lo convierte en uno de los acuarios más importantes de América Latina. Desde su apertura, ha sido un punto de atracción no solo para los residentes de la Ciudad de México, sino también para turistas nacionales e internacionales, contribuyendo significativamente al turismo y a la economía local.
Impacto en Polanco
El Acuario Inbursa ha revitalizado el barrio de Polanco, atrayendo a visitantes de todas partes y creando un espacio donde la educación y el entretenimiento se encuentran. Esta influencia ha extendido su alcance, impactando en la oferta de servicios y comercio en la zona, impulsando el desarrollo de nuevos negocios y aumentando el valor de las propiedades.
Más allá de su impacto económico, el acuario ha sido crucial en la promoción de la conservación marina. A través de sus exhibiciones y programas educativos, el acuario ha educado a cientos de miles de personas sobre la importancia de preservar nuestros océanos y la vida que habita en ellos.
Un recorrido por el Acuario
Al ingresar al Acuario Inbursa, los visitantes se sumergen en un viaje a través de diferentes ecosistemas marinos. El recorrido comienza el nivel más profundo, sótano 3, donde los primeros habitantes que se encuentran son el pez sábalo, conocido por su importancia en la pesca deportiva, y los bancos de peces cirujanos pimientas, con sus características colas amarillas.
Uno de los puntos culminantes del acuario es la exhibición del mero goliat, un pez impresionante tanto por su tamaño como por su curiosa capacidad para cambiar de sexo en ciertas condiciones, lo que añade una capa de complejidad a su biología. Los visitantes también pueden observar el comportamiento de los tiburones, incluyendo especies como el tiburón de puntas negras, puntas blancas, limón y nodriza. Estos depredadores son alimentados regularmente para prevenir incidentes de depredación dentro de los tanques, aunque en raras ocasiones, comportamientos naturales pueden llevar a situaciones donde un pez se convierte en presa de otro.
En este nivel los visitantes encuentran la piscina más grande del acuario, que contiene aproximadamente 8 millones de litros de agua salada. Aquí, junto a tiburones y otros peces, nadan tranquilamente tortugas marinas verdes y golfinas, especies que contrastan en tamaño y hábitos alimenticios.
Educación y conciencia
El acuario no solo busca entretener, sino también educar sobre la importancia de los océanos para la vida en la Tierra. En las áreas de exhibición, se explica cómo los corales, que aquí se presentan en formas artificiales, son vitales para el equilibrio ecológico, ofreciendo oxígeno, alimento y refugio a una multitud de especies. Además, se presentan ecosistemas únicos como el bosque de kelps, destacando su rol en la producción de oxígeno y como refugio para las crías de diversas especies.
Otra atracción educativa es la zona de medusas, donde los visitantes pueden aprender sobre la anatomía y biología de las medusas ortiga, criaturas cuya simplicidad y letalidad fascinan y advierten sobre los peligros de la naturaleza.
En la zona abisal, se presenta la bioluminiscencia, un fenómeno natural replicado en el acuario mediante peces genéticamente modificados que brillan en la oscuridad, imitando la luz natural que estos animales producen en las profundidades del océano.
Otra de las atracciones son las visitas a los pingüinos, con unas estrictas medidas para no interferir en su vida normal y que hacen diferente a este acuario. Durante la visita, los guías del acuario comparten información valiosa sobre la biología y el comportamiento de los pingüinos, destacando aspectos como su dieta basada en peces y crustáceos, su capacidad para nadar a gran velocidad y la importancia de las colonias para su supervivencia. Como una imagen vale más que mil palabras, aquí algunas de estas imágenes que hacen inolvidable está visita.
La realidad virtual también tiene cabida en el acuario, por 100 pesos o unos 5 euros, gafas y sillón con movimiento te sumergen en alguna de las aventuras que se pueden elegir y que ayuda a entender más aún lo que se acaba de ver en el acuario.
El Acuario Inbursa es más que un simple lugar para observar peces; es un centro de aprendizaje y reflexión sobre la vida marina y la importancia de conservar nuestros océanos. Con su impresionante construcción subterránea, su impacto en el barrio de Polanco y su dedicación a la educación, se ha consolidado como un punto de referencia en la Ciudad de México y un ejemplo de cómo la infraestructura cultural puede tener un impacto positivo en una comunidad.