Capilla del Rosario, la Capilla Sistina de América hasta el siglo XXI. MÉXICO 2024
En el corazón de Puebla, dentro del Templo de Santo Domingo, se encuentra la Capilla del Rosario, una de las más deslumbrantes muestras del arte barroco en México. Este espacio, también conocido como la "Octava Maravilla del Mundo", no solo es un testimonio del esplendor material, sino también de la fe y devoción de los dominicos que la crearon hace casi cuatro siglos.
La Virgen del Rosario: un símbolo de devoción
Al entrar a la capilla, la mirada es inmediatamente capturada por la imagen de la Virgen del Rosario, que se erige majestuosa en el altar. Esta imagen tiene 379 años y es venerada como la protectora de los navegantes, marineros y viajeros, una devoción que data de hace más de 400 años. La corona de la Virgen, así como la del Niño Jesús que sostiene, están hechas de oro de 21 kilates, mientras que el rosario y su vestido están tejidos con el mismo metal precioso. La luna a sus pies, símbolo de la pureza y victoria sobre la oscuridad, está hecha de oro blanco y plata de la más alta calidad, lo que resalta aún más la magnificencia de la pieza.
La Capilla del Rosario no es solo un lugar de culto, sino también una obra de arte que narra la historia y espiritualidad de una época. Flanqueando a la Virgen, se encuentran 12 columnas que representan a los Apóstoles, elaboradas en piedra de comix. Encima de la Virgen, Santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden dominica, es acompañado por un perro, símbolo de la fidelidad y devoción que caracterizan a la orden.
Los santos dominicos, como San Vicente Ferrer, Santa Catalina de Siena, Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres, están también representados, junto con el Arcángel Gabriel, quien anunció a María su rol como madre de Jesús. La cúpula central, conocida como la "Cúpula del Cielo", presenta una escena celestial con el Espíritu Santo en forma de paloma, rodeado por los dones del Espíritu Santo y las imágenes de santas mártires, destacando figuras como Santa Gertrudis, Santa Isabel, y Santa Lucía.
Uno de los aspectos más impresionantes de la capilla es su recubrimiento en oro. El dorado que se observa en cada rincón es oro de 21 y 23 kilates, proveniente de la famosa mina La Valenciana en Guanajuato. Este oro llegó en forma de polvo puro, y fue trabajado por manos indígenas mixtecas y zapotecas, quienes lo convirtieron en la fina lámina que adorna la capilla. Para adherir el oro al estuco, los artesanos utilizaron una mezcla de elementos naturales como miel de abeja, clara de huevo, sábila, y leche, lo que ha permitido que el brillo perdure por siglos.
La Capilla no solo es un testimonio de la riqueza material, sino también del ingenio y devoción de los artesanos indígenas que la construyeron bajo la dirección de los frailes dominicos. Esta obra maestra, que combina elementos de la fe, la historia y el arte, ha sido admirada por visitantes de todo el mundo, incluyendo al explorador Alexander von Humboldt, quien la calificó como la octava maravilla del mundo.
El altar mayor, de 1622, presenta a Cristo en la cruz, con Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís, una representación que refleja la unión entre las órdenes dominica y franciscana. En la cúpula, la escena de Dios Padre dirigiendo un coro celestial de niños indígenas, simboliza la integración de las culturas y la espiritualidad que caracteriza a este espacio sagrado.
La Capilla del Rosario es, sin duda, un lugar donde el esplendor del oro se encuentra con la profundidad de la fe, creando una experiencia que trasciende lo material y conecta a los visitantes con siglos de historia y devoción. Un legado que sigue vivo y reluciente en el corazón de Puebla.
